Llegar a Quebec es, sin duda, una aventura transformadora. Adaptarse a un nuevo país, una nueva cultura y un nuevo idioma ya es un desafío enorme. Pero cuando además intentamos mantener viva la relación de pareja en medio de ese proceso, la dificultad se multiplica. La inmigración pone a prueba no solo nuestra capacidad de adaptación, sino también la solidez de nuestros vínculos más íntimos.