Febrero nos envuelve con su aire romántico, sus vitrinas llenas de flores, chocolates y promesas de amor eterno. Pero, ¿qué tal si este 14 de febrero decides hacer algo diferente? ¿Y si, en lugar de esperar amor de los demás, eliges celebrarte a ti mismo?
Sí, contigo. Porque antes de dar amor, atención y cuidado a otros, necesitas darte esos regalos a ti mismo. No se trata de egoísmo, sino de responsabilidad emocional. ¿Cómo podemos construir relaciones sanas si por dentro estamos agotados, desconectados o fragmentados?
Seguramente has escuchado la frase: “No puedes servir de una taza vacía”. Es simple, pero poderosa. Incluso en un avión, antes de despegar, siempre nos recuerdan que, en caso de emergencia, primero debes ponerte tu propia máscara de oxígeno antes de ayudar a alguien más. La lógica es clara: si tú no estás bien, no puedes sostener a nadie más. Sin embargo, en el día a día, solemos olvidarlo.
Vivimos en piloto automático, tratando de cumplir con todo y con todos. Pero, ¿qué pasa con nosotros? ¿En qué momento nos convertimos en la última persona de nuestra lista de prioridades?
Este mes del amor, te invito a hacer una pausa. No para mirar hacia afuera, sino hacia adentro. ¿Qué necesitas hoy para sentirte en paz, completo y en armonía contigo mismo?
Tal vez necesitas darte permiso para descansar sin culpa, decir “no” cuando algo no resuena contigo, o reconectar con aquello que te hace vibrar. Quizás es volver a escribir, bailar en tu sala, leer ese libro que compraste hace meses o simplemente respirar profundamente y agradecerte por todo lo que has logrado hasta ahora.
El amor propio no es un lujo, es una necesidad. Es el cimiento sobre el cual construimos todas nuestras relaciones. Cuando te amas y te cuidas, no solo te sientes mejor, sino que también ofreces una mejor versión de ti mismo a quienes amas. Estás más presente, más paciente, más auténtico.
Este 14 de febrero, no esperes que alguien más te traiga flores. Cómpratelas tú. No esperes a que alguien más te diga lo valioso que eres. Dítelo tú, todos los días. Regálate tiempo, atención y amor, porque lo mereces.
Amarte a ti mismo no solo transforma tu vida, sino que también impacta profundamente a quienes te rodean. Cuando tú brillas, inspiras a otros a brillar. Cuando tú te amas, les enseñas a los demás cómo amarte.
Hoy, el amor comienza contigo.
Con cariño
Lety Rivas
Comentarios