top of page

¿Y si lo que necesitas no es aguantar más… sino bajarte del tren



Hace unos días me encontré con una frase japonesa que me atravesó el alma como una flecha suave, pero certera:

“Si te subes al tren equivocado, bájate en la próxima estación. Cuanto más tardes, más cara será la vuelta.”

Me quedé en silencio. Respirando. Porque esa frase no solo habla de trenes. Habla de relaciones, trabajos, hábitos, ideas… de todo eso que alguna vez elegimos y que, por inercia, costumbre o miedo, seguimos sosteniendo.

Y es que, a veces, lo más valiente no es resistir. Es soltar a tiempo.


Cuando seguir ya no te sostiene

Te quiero contar algo personal.

Estuve tres años y medio en una relación que ya no tenía nada que ver conmigo. No me rompió el corazón. De hecho, no me dolió dejarla. Lo que me dolía era seguir. Sentía que si la dejaba, era como “fallar otra vez”, como sumar otro intento amoroso que no funcionó.

Me daba pereza emocional empezar de nuevo. Abrirme otra vez. Explicar mi historia, mis heridas, mis manías. Era más cómodo quedarme donde ya sabía cómo dolía.

Pero cada vez que salía de su casa, mi alma salía más vacía. Y te juro que eso no hay sueldo emocional que lo compense. Hasta que un día dije: basta.

No porque me rompieran, sino porque ya no me encontraba ahí.


Y sí, también me pasó en lo profesional.

Tenía un trabajo en el que ganaba más de $4,000 al mes solo en comisión. Para cualquiera, era un “buen trabajo”. Pero yo vivía con el corazón apretao. Cada día era un ejercicio de aguante. Estaba en un ambiente donde me sentía juzgada por crecer, señalada por tener resultados. Una compañera me acosaba constantemente porque no entendía cómo yo, con tan poco tiempo en la empresa, había logrado ascender.

Mis jefes me apoyaban. Me decían que no hiciera caso, que siguiera enfocada.

Pero… ¿y mi paz? ¿Dónde quedaba?

Ese trabajo me drenaba. Me robaba la risa. Me quitaba el sueño. Y aunque económicamente me iba bien, internamente me iba quebrando.

Una vez más, elegí bajarme del tren. Elegí soltar.


Aguantar no es lo mismo que sostener

Nos enseñaron que hay que “echar pa’lante”, que si algo cuesta es porque vale, que si duele es porque estás creciendo. Y aunque hay algo de verdad en eso… también hay trampas disfrazadas de virtudes.

Aguantar no siempre es fortaleza. A veces es miedo disfrazado de compromiso.

Y no, no estoy diciendo que hay que soltar a la primera. Pero tampoco podemos vivir toda la vida resistiendo, esperando que mágicamente algo cambie, mientras dentro de nosotras se apaga una parte cada día.

Hay trenes que solo sirven para enseñarte que no van a tu destino. Y está bien bajarse.


El cuerpo no miente

¿Sabes qué me ayudó a darme cuenta de que tenía que soltar?

Mi cuerpo. Antes que la mente, antes que las señales externas… fue mi cuerpo quien me habló.

Me levantaba sin ganas. El pecho me pesaba. Tenía insomnio. Ansiedad.

Una sensación de “aquí no es” que no se iba ni con afirmaciones, ni con café, ni con yoga.

Y entonces entendí algo:

El alma habla primero en susurros. Si no la escuchas, te grita desde el cuerpo.

¿Y tú, mi querida? ¿En qué tren estás aún?

Hazte estas preguntas con honestidad amorosa:


🔹 ¿Estás en una relación que no te suma, pero “da pena” dejar?

🔹 ¿Sigues en un trabajo que te apaga, solo porque “es seguro”?

🔹 ¿Te aferras a un estilo de vida que ya no vibra contigo, pero cambiarlo te da vértigo?

Escúchate.

No desde el juicio. Desde la verdad. Porque no viniste aquí a sobrevivir.

Viniste a brillar, a gozar, a expandirte.

Y a veces, para llegar al lugar correcto, hay que bajarse del tren equivocado.


Tres señales que me avisan que es hora de soltar

  1. Te levantas sin ilusión. No se trata de estar feliz todos los días, pero si amaneces sintiendo que todo pesa… algo se está apagando.

  2. Tu cuerpo empieza a hablar. Dolores sin causa, cansancio acumulado, respiración superficial, ansiedad crónica. No es casual. Es tu cuerpo pidiéndote atención.

  3. Lo justificas más de lo que lo disfrutas. Cuando pasas más tiempo explicando por qué sigues ahí que disfrutando estar ahí… es una señal.


Y ahora… ¿qué hago con todo esto?

No te estoy diciendo que tomes una decisión drástica hoy. Tampoco que renuncies, termines o cortes de raíz sin pensarlo.

Lo que te propongo es esto: empieza por mirar con honestidad.


Te dejo un ejercicio simple pero poderoso:


📝 EJERCICIO "EL MAPA DE MI PAZ"

Haz una lista de todas las áreas de tu vida ahora mismo:

  • Relación de pareja (o ausencia de ella)

  • Trabajo o emprendimiento

  • Amistades

  • Rutinas

  • Cuerpo

  • Hogar

  • Hábitos mentales


Ahora, junto a cada una, responde:

🔹 ¿Esto me da vida… o me la quita?

❤️ Pon un corazón al lado de lo que te hace sonreír.

❌ Y una equis a lo que te pesa.

Mira la lista. Respira hondo. Ahí está la respuesta. Ahí empieza tu próximo paso.

No necesitas tener todo resuelto. Solo necesitas elegirte una vez más.

Y confiar en que cuando te bajas del tren equivocado, la vida te muestra caminos que ni imaginabas.


Y si sientes que estás lista para mirar tu vida con más verdad y amor... te acompaño

Agenda una llamada de descubrimiento gratuita conmigo. No es una venta, es una conversación para ver juntas qué está listo para transformarse en ti. A veces solo necesitas una mirada externa amorosa que te diga: “sí, puedes. y no estás sola”.

Y si este texto tocó alguna parte de tu alma, suscríbete a mi newsletter. Te mando dos veces por semana microdosis de historias reales, reflexiones con alma y herramientas para volver a ti.


La vida no es una carrera. Es un abrazo. Suelta, confía… y déjate sorprender.


Con cariño,

Jasmina


1 Comment

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
Lety
Lety
hace 3 días
Rated 5 out of 5 stars.

Gracias

Like
bottom of page